Abro lo suficiente la ventana para dejar salir el aroma a tabaco que tanto me agrada. Mi vista se pierde entre cemento y cristal.
Me da lo mismo lo que ocurra en esta condenada ciudad, solo soy parte de un artilugio como la mayoría, sin ninguna expectativa más que vivir.
Las personas van y vienen como entes sin conciencia, aceptan sin cuestionamientos lo que las redes le entregan, sin importar si las decisiones tomadas afectan al otro; es preferible cazar que ser cazado.